El Titanic: Un caso de gestión errónea del riesgo
Cómo una mala gestión del riesgo hundió al insumergible y lecciones aprendidas en la identificación de puntos ciegos en el panorama moderno de las amenazas
La historia del Titanic es una de las catástrofes más trágicas de la historia. Sin embargo, más allá de la trágica pérdida de vidas, sirve de analogía convincente para comprender y gestionar el riesgo en el entorno empresarial actual. La desaparición del barco no se debió a un único fallo, sino a una combinación de riesgos -externos e internos- que provocaron colectivamente el desastre. Mientras las organizaciones se esfuerzan por navegar por las complejas aguas del actual panorama de riesgos, hay mucho que aprender de cómo diversos factores contribuyeron al hundimiento del Titanic.
Del lujo a los botes salvavidas: Los errores del Titanic en la reducción de riesgos
Considere las siguientes lecciones que enseña el Titanic:
Exceso de confianza y resistencia mal calculada
En 1912, el capitán E.J. Smith hizo una declaración que resume la arrogancia que rodeaba al Titanic. Es famoso su comentario: "Nunca he visto un naufragio y nunca he naufragado, ni he estado nunca en una situación que amenazara con acabar en desastre. No puedo concebir que a este buque le ocurra ningún desastre vital". Los medios de comunicación se hicieron eco de este exceso de confianza, afirmando que el Titanic era "insumergible". Esta confianza equivocada -ya sea en el diseño del barco, en las capacidades de la tripulación o en factores externos- refleja una mentalidad peligrosa en muchas organizaciones modernas. Los directivos pueden llegar a confiar demasiado en sus estrategias, tecnologías o posiciones de mercado, cegándoles ante riesgos reales y cambiantes. Este exceso de confianza se manifiesta a menudo en ignorar las advertencias, no prepararse para lo peor o restar importancia a las amenazas potenciales. ¿Sus directivos confían demasiado en la capacidad de la organización para capear el temporal?
Factores de riesgo externos: Peligros invisibles que acechan en la distancia
A principios de 1912, las fuerzas de las mareas provocadas por una actividad lunar inusual introdujeron en las rutas marítimas del Atlántico más peligros de los habituales. Aunque se trataba de un riesgo externo, la tripulación no lo tuvo en cuenta. Del mismo modo, las empresas de hoy en día se enfrentan a factores de riesgo externos -cambios económicos, cambios políticos, perturbaciones medioambientales, riesgo de terceros o avances tecnológicos como la IA- que pueden introducir peligros imprevistos en su entorno operativo. No reconocer los riesgos externos y no adaptarse a ellos puede ser catastrófico. La clave es la vigilancia constante y la capacidad de anticipar cómo estos factores podrían alterar el perfil de riesgo de la organización. ¿Hay factores externos que influyan en su empresa y que puedan estar pasando desapercibidos?
Presión para rendir: La velocidad por encima de la seguridad
El Titanic estaba sometido a una gran presión para realizar un viaje rápido e impresionante a través del Atlántico, demostrando su velocidad y potencia. Este impulso implacable hacia el rendimiento a toda costa es algo con lo que muchas organizaciones de hoy en día pueden identificarse. A menudo, las empresas priorizan el crecimiento y la velocidad sobre la gestión del riesgo, llevando al límite su capacidad sin tener en cuenta las consecuencias. Pero, ¿con qué frecuencia impulsamos nuestras empresas más rápido de lo que podemos gestionar eficazmente el riesgo? Al dar prioridad a los beneficios inmediatos, las empresas pueden verse abocadas involuntariamente a sufrir daños a largo plazo. A veces, reducir la velocidad para evaluar y abordar los riesgos puede ser la estrategia más prudente.
Salud, seguridad y preparación
El Titanic estaba muy mal equipado en cuanto a medidas de seguridad. A pesar de tener tiempo para abandonar el barco, no había suficientes botes salvavidas para acomodar a todos los pasajeros. Esto ilustra un fallo en la gestión de recursos: se era consciente de la necesidad de medidas de seguridad, pero no se invirtió lo suficiente en ellas. En términos empresariales actuales, esto habla de la necesidad de recursos adecuados y preparación frente a los riesgos. Ya se trate de ciberseguridad, seguridad de los empleados o reservas financieras, las organizaciones deben asegurarse de contar con las redes de seguridad necesarias. ¿Cuenta su empresa con las reservas y los planes de contingencia adecuados para atravesar tiempos turbulentos?
Puntos débiles de las infraestructuras
El incendio de la caldera y los frágiles remaches. Cuando el Titanic zarpó, tenía un incendio de calderas fuera de control que estaba debilitando silenciosamente la estructura del buque. Además, el hierro utilizado en los remaches que mantenían unidas las costuras del barco era de calidad inferior, lo que lo hacía más susceptible de sufrir daños. Estos riesgos de infraestructura son similares a las debilidades operativas y de la cadena de suministro a las que se enfrentan las empresas hoy en día. A menudo, las grietas en los cimientos de la organización pueden no ser visibles de inmediato, pero se agravan bajo presión. Los eslabones débiles de la cadena de suministro, la tecnología obsoleta o los productos de mala calidad pueden contribuir a un desastre mayor si no se abordan. ¿Hay puntos débiles ocultos en la infraestructura de su organización?
Advertencias pasadas por alto: Un fallo en la supervisión
El Titanic fue bombardeado con telegramas que advertían de la presencia de icebergs. Sin embargo, una respuesta de la tripulación del barco fue: "Cállate, estamos cansados de oír hablar de eso". Este rechazo de la información crítica es paralelo a los fallos modernos de comunicación y supervisión. Hoy en día, muchas organizaciones implementan sistemas avanzados de GRC (Gobernanza, Riesgo y Cumplimiento) para proporcionar una visión completa de los riesgos. Pero si los empleados no tienen acceso a los datos que necesitan, o si se ignoran o restan importancia a los mensajes de riesgo, estos sistemas no protegen a la empresa. Al igual que la tripulación no podía acceder a los prismáticos porque el miembro de la tripulación que tenía la llave había sido reasignado, las organizaciones pueden invertir en la mejor tecnología pero no dotar a sus empleados de las herramientas y los datos que necesitan.
Navegar por el riesgo: ¿está preparada su empresa?
Cuando el Titanic chocó contra el iceberg, su timón y su hélice eran demasiado pequeños para un barco de su tamaño, lo que dificultó una navegación lo suficientemente rápida como para evitar la colisión. Del mismo modo, las organizaciones necesitan las herramientas, los recursos y la agilidad adecuados para sortear los riesgos a los que se enfrentan. El Titanic fue diseñado para mantenerse a flote con cuatro compartimentos inundados, pero rozó el iceberg de tal forma que se inundaron seis compartimentos, hundiendo el barco. Esto habla del efecto acumulativo de los riesgos: individualmente, pueden ser manejables, pero juntos crean un desastre.
Navegar por aguas más seguras en un entorno de riesgo polifacético: La necesidad de visibilidad empresarial
En las empresas, el riesgo rara vez es aislado. Un suceso puede desencadenar otros, provocando una cascada de fallos. ¿Dispone su organización de la flexibilidad y las herramientas necesarias para adaptarse y tomar las riendas en respuesta a la evolución de las amenazas?
La catástrofe del Titanic fue el resultado de múltiples riesgos -exceso de confianza, factores externos, medidas de seguridad insuficientes, deficiencias de la infraestructura, advertencias ignoradas y navegación deficiente- que interactuaron entre sí. Puede que cada riesgo por sí solo no causara el desastre, pero juntos condujeron a la tragedia.
Las organizaciones modernas necesitan una visión holística de sus riesgos y de cómo se interconectan. No basta con gestionar los riesgos en silos; las empresas deben comprender cómo un riesgo puede influir en otro. No hacerlo significa navegar a ciegas por las complejidades del mundo actual.
Del mismo modo que abordar uno o dos riesgos en el Titanic podría haber evitado el desastre, abordar y comprender los riesgos interconectados en su empresa puede ayudar a evitar el fracaso. ¿Dispone de visibilidad empresarial de los riesgos, las relaciones y su impacto en sus objetivos?
El trágico naufragio del Titanic es un poderoso recordatorio de lo que puede ocurrir cuando no se comprenden o abordan plenamente los riesgos. Las organizaciones actuales se enfrentan a un entorno de riesgo igualmente complejo y polifacético. Para evitar sus propios "icebergs", las empresas deben vigilar, evaluar y mitigar continuamente los riesgos en todos los ámbitos, desde los factores externos hasta las operaciones internas.
Aprendiendo del pasado, podemos prepararnos mejor para el futuro. Que el Titanic nos sirva de advertencia: incluso las organizaciones más insumergibles pueden hundirse si ignoran los riesgos bajo la superficie.